Cuando tienes un cultivo indoor debes considerar ciertos factores que son determinantes al hacer crecer tus plantas.
No importa qué clase de cultivo tengas, estos 5 aspectos te darán una mejor visión de lo que debes tener en cuenta al empezar.
1. El Agua y el Riego
Toda planta necesita agua, la única diferencia es que algunas más que otras. El Cannabis requiere de un riego constante, pero a la vez, regar en exceso podría ser dañino.
El agua debe también ser calibrada en sus niveles de pH y electroconductividad (EC), estos dos factores en el agua son vitales para que la planta pueda absorber todos los nutrientes que necesita para crecer.
Es muy común no saber cuánta agua hay que darles a las plantas y con cuánta frecuencia.
Si estás cultivando en interiores, lo más probable es que estés usando macetas para tus plantas. Estos consejos no se aplican si cultivas en jardines o en algún medio que no sea macetas.
Como regla general cada maceta tiene un tamaño el cual se mide en litros o galones. Cuando regamos debemos tener muy claro qué tan grande es esta maceta, ya que dependiendo del tamaño de la maceta la cantidad de agua varía.
Un buen patrón por el cual guiarse al regar es verter ¼ del volumen de la maceta en agua, en otras palabras: si tu maceta es de 1 galón (4 litros) cuando riegues agrega ¼ galón (1 litro) de agua. Usar este parámetro hará más fácil saber la cantidad de agua que debes darles a tus plantas.
Verás que esta cantidad de agua puede ser muy abundante y lo más prudente es que al aplicar el riego lo hagas muy lentamente. Usa siempre un plato grande debajo de las macetas veras que estas se llenan muy fácilmente de agua.
Como es una gran cantidad de agua, la planta no absorberá toda esa agua en un día, por esta razón es que veras como el plato debajo de la maceta se llenará con agua, aunque con el paso de los días esta agua regresa a la maceta gracias a la acción capilar.
Quiero destacar que para una buena retención y absorción de líquidos, la planta requiere de un sustrato de buena calidad.
Ver más detalles de esto en “Cultiva en Tierra: Un sustrato ideal“.
La otra incógnita con la que muchas veces los nuevos cultivadores se topan es con qué frecuencia hay que regar. Y creo que la respuesta es vital tenerla correcta, ya como dije al principio: el riego en exceso puede ser fatal.
Cada etapa tiene una necesidad distinta de riego, y hay factores que podrán determinar con qué frecuencia se debe regar tus plantas.
Según el método dado por nuestro sitio en el cual utilizas una buena ventilación, cambias de maceta paulatinamente siguiendo el crecimiento de la planta deberías poder regar tus plantas cada 3 a 5 días.
Pero para poder saber tu caso específico, observando sabrás cuando es el mejor momento.
Revisa la superficie, si esta se encuentra seca y al introducir tu dedo en la zona radicular (unos 3 cm) ves que la tónica de sequedad persiste, es una buena señal que es hora de regar.
Otro buen método es guiarte por el peso de la planta cuando la tierra tiene agua se vuelve pesada, y verás que con los días esta empieza a perder peso. Una buena idea es tener una maceta con tierra como medida. Si eres una persona muy detallista hasta una pesa podría ser una buena idea.
En general si cultivas en interiores, con ventilación y luces de sodio, lo más probable es que cada 3 días tengas que regar, esto otra vez depende mucho de cada cultivo, pero tómate el tiempo de aprender a leer las señales que te dan tus plantas.
Un último consejo, si agregas fertilizante con el agua, hazlo cada 2 riegos, ya que si aplicas demasiado fertilizante quemarás tus plantas.
2. Flujo de Aire
Es muy común no darse cuenta del aire que necesitan las plantas para respirar. Es que es algo que nos rodea constantemente.
La atmósfera terrestre es la parte gaseosa de la tierra y está constituida por varios gases que varían en cantidad según la presión a diversas alturas. A estos los llamamos aire, y están compuestos principalmente por oxígeno (21%) y nitrógeno (78%) y entre otros dióxido de carbono (0,4%)
La vida en el planeta se ha transformado una y otra vez gracias a la composición de la atmósfera. Por ejemplo, su considerable cantidad de oxígeno libre es posible gracias a las plantas: ellas convierten el dióxido de carbono en oxígeno respirable para nosotros y los demás seres vivos.
El cannabis es una planta que respira para vivir. En el día respira dióxido de carbono (CO2) y produce oxígeno (O2), pero cuando cae la noche respira oxígeno y libera CO2 como nosotros.
Volvamos a nuestro cultivo en interior: en las horas de luz, tus plantas agotan rápidamente todo el CO2 que hay en la habitación, es por esto que es necesario crear accesos de aire renovado hacia el interior y que ojalá contengan un nivel alto de CO2.
Mantener un buen sistema de ventilación es vital para un cultivo saludable. Por eso, es importante tener presente cuando cultivas adentro use un extractor de salida de aire, al igual que un ingreso. Esto hará que el aire en tu cultivo se renueve constantemente dándole a tu planta todo el dióxido de carbono que necesita para poder respirar.
Por otro lado un ventilador es otro instrumento importante a tener presente, este ayudará a deshacerse de las bolsas de aire caliente que se crean por las lámparas de luz y que pueden atraer pestes y hongos indeseables. Y hablando sobre pestes, los ventiladores ayudan a controlar la llegada de insectos voladores al cultivo.
Lo ideal es tener un extractor en la parte superior del área de cultivo y este deberá estar funcionando si es posible las 24 horas del día, y un ventilador el cual puede funcionar a intervalos de 15 minutos. Esto lo puedes hacer posible instalando un temporizador para automatizar la ventilación.
Siempre ten en la parte inferior un ingreso de aire, no tienes que tener un extractor en el ingreso ya que al tener un extractor de aire en la parte superior, este crea un vacío en el cultivo haciendo que aire entre a la fuerza por el ducto.
3. Iluminación
La luz, como los otros factores ya mencionados, es de igual importancia para el desarrollo de las plantas. La clorofila es un pigmento que poseen las plantas, responsable de su color verde. Es una molécula indispensable para la fotosíntesis.
La Fotosíntesis es el proceso por el cual las plantas fijan el dióxido de carbono atmosférico mediante la activación de la clorofila por la luz. Esto se realiza en las estomas que se encuentran en la parte inferior de las hojas y su finalidad es la producción de azúcares para la planta, que a su vez genera oxígeno como desecho.
Como al cultivar en interior se simula la luz del sol, tendrás que usar luces que tengan una potencia ideal.
Pero un parámetro fundamental que debes tener en cuenta es la superficie que vas a iluminar. Lo ideal es tener una lámpara por metro cuadrado de cultivo. También debes determinar su potencia: cuanto más sea la potencia, mayor intensidad lumínica, esto genera mayor gasto eléctrico y mayor cantidad de calor, a la larga (si todo va bien) se tendrá una mayor producción.
En realidad hay muchas opciones en cuanto a luces, y muchas veces nos preocupa el gasto eléctrico que podemos generar y por ende buscamos las opciones donde podamos reducir este gasto, pero es importante que tengas claro que las lámparas que elijas deben generar suficiente luz para que la producción de azúcares en las hojas sea máxima y que estas presentan colores oscuros, tallos duros y robustos, y floración profusa y completa.
Si la luz no da el brillo correcto tendrás plantas débiles, con tallos delgados y muy puntiagudos, en el mejor de los casos tendrás una cosecha muy pequeña. Pero la verdad es que por lo general la planta muera antes de poder entrar siquiera en floración.
4. Humedad
Es muy importante que controles los niveles de humedad en las diferentes etapas del proceso de cultivo, ya que un aumento o descenso demasiado brusco puede costarte la cosecha.
El nivel más recomendable para las primeras etapas de crecimiento de tus plantitas estaría entre los 60% – 70% de humedad en el interior.
Si es más alto, podría traerte hongos que pondrán en peligro la salud del cultivo. Por el contrario, un nivel debajo del 40% podría deshidratar las plantas y favorecer la proliferación de plagas como la araña roja.
Al pasar a la etapa de floración te recomiendo que mantengas la humedad en alrededor del 50% – 60%. Lo ideal sería tener en la habitación un controlador electrónico que mida los niveles de humedad y temperatura, esto lo puedes conseguir tanto electrónico como de aguja.
5. Temperatura
Para controlar la temperatura es fundamental el extractor y los ventiladores. Si la temperatura tiende a subir mucho tendrás que mantener un flujo de aire constante. El extractor expulsará el aire viejo y caliente del cultivo, y de esta forma podrás mantener una temperatura balanceada.
La temperatura diurna que necesitan las plantas para un buen crecimiento es de entre 64˚F (18˚C) y 77˚F (25˚C).
En las horas de oscuridad se recomiendan unos 13˚F (7˚C) menos que la máxima en las horas de luz, es decir, entre 51˚F (11˚C) y 64˚F (18˚C).
De esta forma favorecer una buena respiración en el cultivo. Por encima de los 77˚F (25˚C) la planta experimenta una disminución en la fotosíntesis, es decir, se reduce su capacidad de respirar. Además, la planta a temperaturas sobre los 77˚F (25˚C) empieza a consumir sus reservas, se acentúa la transpiración, el agua de las raíces se acaba y puede empezar a marchitarse temporalmente.
Por el contrario, por debajo de los 50˚F (10˚C) observaras una ralentización en su crecimiento y a 32˚F (0˚C) las plantas pueden helarse y morir.
Ten en cuenta estos 5 factores antes de empezar tu cultivo, te alegrarás de hacerlo.